
Este dibujo nació de una foto que me encantó desde el primer momento: un perro con mirada noble y un collar azul vibrante. Decidí llevarlo al papel usando lápices de colores, concentrándome en los detalles del pelaje y la expresión.
Fue un ejercicio de paciencia, observación y mucho cariño por los animales. Me gusta trabajar así, con la referencia al lado, sintiendo cómo el dibujo va cobrando vida trazo a trazo.
Todavía está en proceso, pero ya empieza a parecer que en cualquier momento va a ladrar.